sevilla: + cenicienta

Es una constante en la vida que la información, las historias y por qué no, los cuentos, se han ido adaptando a cada momento en que son contados, unas veces para contemporizarlos y otras para evitar determinados episodios de ellos que no eran políticamente correctos. De ahí las muchísimas variantes que se pueden encontrar de una misma historia

Tal y como nos llega a nuestros días Cenicienta, en ella se parte de una chica joven, guapa, abnegada y sobre todo virgen.

La virginidad de la protagonista es incuestionable, como requisito sine qua non para conseguir el amor del príncipe y convertirse en su esposa, pura e inmaculada.

Pero esas virtudes que se adornan a Cenicienta, no siempre han sido fieles a la realidad, sin ir más lejos según varios historiadores  árabes del siglo XII, corría el rumor de que el cadáver de una bella cortesana fue encontrado en una sala anexa a la gran cámara de la pirámide de Micerino.

El nombre de la protagonista no es Cenicienta sino Rodophis

Rodophis, la Cenicienta egipcia, era una bella joven que, según Diodoro Sículo, llegó a existir y logró que sus amantes, importantes gobernadores de provincia, le costeasen la pirámide en donde pudieran reposar sus restos eternamente. También nos proporcionan noticias de este personaje, entre otros, la poetisa Safo (610–580 a. C.) y el geógrafo griego Estrabón (60 a. C. – 21 d. C.). 

La narración de la poetisa Safo se debe a las historias que a ella misma le contaba su hermano, comerciante de vinos de Naucratis.

A groso modo la historia nos la relatan  de este modo:

Rodophis fue separada de su familia al ser capturada por unos piratas que la vendieron como esclava. Las demás siervas la odiaban, celosas de sus buenos modales y gran belleza, y la obligaban a realizar los trabajos más pesados. Rodophis buscaba el consuelo entre algunos animales (algunos pájaros, un mono, un hipopótamo…), que se convirtieron en sus amigos y protectores. 

Su suerte cambiará un día mientras se bañaba en un río. En un descuido, un halcón (realmente el dios Horus) le arrebató una sandalia que Rodophis había dejado en la orilla. El ave voló hasta el palacio de Menfis y allí dejó caer la sandalia, que terminó en manos del faraón. Este faraón para algunos era Micerino y, para otros, uno muchísimo más moderno, Amasis II. 

El faraón, que consideró el modo de conseguir la sandalia un signo sagrado, decidió enviar emisarios por todo el reino para encontrar a la dueña de aquella preciosa sandalia caída del cielo. Después de mucho esfuerzo, logró encontrar a la joven y la convirtió en su amante o en su esposa. 

La simbología de la sandalia como objeto sagrado, el ser joven y bella, o los animales que la acompañan, con variaciones, va a ser una constante en este cuento.

Esa simbología va cambiando según la región donde se cuenta y al público al que se dirige,  y vemos como en relatos posteriores, debido a la socialización, ya no se admite que sea una cortesana, sino que la pureza se convierte en otra de las “cualidades” con las que se define a las posteriores cenicientas……………………………; toda una declaración de intenciones sobre la definición de mujer, que a través de los cuentos se irá consolidando de generación en generación.

De hecho, tal y como se recoge no está claro si la hace su amante o su esposa, disyuntiva incuestionable en posteriores versiones, ya que la finalidad de la mujer es el matrimonio, es decir, convertirse en reina y señora del ámbito privado. Pero para ser la reina del ámbito privado, debían suprimir cualquier tipo de alusión a su estatus de cortesana.

…………………………..el círculo se va estrechando………………………………

Podemos ver cómo nos llega esa primera versión de cenicienta, donde, a diferencia de esta, sólo se conoce que la muchacha es de origen humilde, no habla nada de que sea cortesana y que ella ante el destino reaccione buscando quien le financie su descanso eterno.  

En la versión conocida como LA PRIMERA CENICIENTA ante la pérdida de la sandalia no hay ningún tipo de reacción en ella. Qué casualidad que aparezca como primera cenicienta precisamente una versión edulcorada o socializada convenientemente para hacernos ver que hay que esperar a nuestro destino y que todo el peso queda en manos de la elección del príncipe………..

La pasividad y la espera aparecen ya en la primera versión como rasgos característicos de la protagonista. El Príncipe va a su encuentro con la finalidad de casarse con la dueña de la sandalia, él si tiene iniciativa. La joven se limita a no hacer nada, no parece que tenga inquietudes ni aspiraciones; ………………. esta actitud de las mujeres ha sido socialmente generalizada hasta nuestros días.

                                                                      

La consolidación de este estereotipo obedece al desconocimiento más absoluto de la naturaleza de la mujer, bien está que se nos haya relegado a una posición secundaria e inferior; pero lo que es inconcebible es que se nos niegue la iniciativa, la intuición, la posibilidad de formar nuestra propia identidad, de resolver nuestros conflictos y sobre todo el derecho a elegir qué hacer con nuestra vida y con quién compartirla o no.

Gracias sevi  

Las ilustraciones como siempre poco tienen que ver con el contenido...Son de nicoletta ceccoli y podéis visitar su página oficial aquí: nicolettaceccoli